René Avilés Fabila

 

Contra lo esperado por la mayoría de los comentaristas políticos, el PRI mexiquense y Enrique Peña Nieto se inclinaron por Eruviel Avila para contender por el Estado de México. Esperaban que el peso de la familia Del Mazo le diera tal posibilidad a su delfín Alfredo. Pero no era oportuno y si alguien lo creyó una solución correcta, estaba equivocado. Si nos presentan como candidato de unidad priista a Alfredo del Mazo, todos hubiéramos pensado que se trataba de una decisión familiar del aparentemente invisible Grupo Atlacomulco.

Las cosas no fueron así y al triunfar Eruviel Avila pone en aprietos a los enemigos del PRI y a otros le dan esperanzas de que haya cambiado y ahora sí sea un partido sensible y sensato a los intereses de la sociedad mexicana.

Ya no son los tiempos en que el PRI mandaba al peor de sus candidatos y triunfaba merced a la alquimia que puede ser fabricada desde el poder. Ahora los aliancistas no saben bien el rumbo.

Por lo pronto, en un madruguete, Alejandro Encinas se registró como “precandidato” por el PRD. Al parecer lo respaldan sus dos viejos protectores que pugnan entre sí: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Pero el PRD ahora está dividido en dos fuertes grupos: quienes como Jesús Zambrano y Jesús Ortega quieren continuar con las coaliciones con Acción Nacional, y aquellos que como René Bejarano y Dolores Padierna se oponen siguiendo la actual consigna de López Obrador, que, dicho sea de paso, puede cambiar con celeridad de opinión, según lo que indique “su dedito”.

Pero hay algo más grave para panistas y perredistas: su caballada está integrada por puros jamelgos. Así lo han reconocido tanto el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al referirse a los perredistas y del mismo modo lo ha juzgado Felipe Calderón al mirar detenidamente a los miembros de su gabinete. Carlos Pascual, en este caso, sólo se anticipó, lo que prueba que era un buen embajador, sagaz para analizar el entorno donde estaba asignado.

La presencia de Eruviel Avila le da vigor al PRI. Fue una decisión sensata. Si la responsabilidad hubiera recaído sobre Alfredo del Mazo, en estos días Peña Nieto estaría cubierto de críticas. Hoy, se darán, pero serán forzadas. Pareciera ser la prueba de que es un político hábil y no una confección de la mercadotecnia televisiva como insiste López Obrador. No es imposible suponer que aun en caso de conseguir la alianza PAN y PRD, serán derrotados en el Estado de México.

Eruviel Avila está cerca de la sociedad, de todos los aspirantes, en tal sentido, tenía una mejor relación con los menos afortunados. De su lado, Peña Nieto tiene ahora el camino más despejado de obstáculos. Si antes ha logrado mantenerse como puntero en toda clase de encuestas, con esta buena maniobra política, irá más lejos. Si sus opositores del PAN y del PRD quieren vencerlo, tendrán que trabajar mucho más. Pero entre la ineptitud completa de Calderón y la total corrupción del PRD, no parece que puedan vencer fácilmente a los caciques.

Peña Nieto no resultó como Mario Marín o Ulises Ruiz. Ha sabido mover con lucidez sus fichas políticas. De cualquier forma, no tiene asegurada la Presidencia de México, el camino no es tan corto ni son pocos los obstáculos.

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