Una parte de la explicación de la derrota –más que triunfo de Morena– de la “oposición” en las pasadas elecciones del 2 de junio tiene que ver con el desgaste de este sector en su conjunto y su incapacidad de atraer a los votantes sin partido y a nuevos electores.

Con tantas acusaciones que el presidente lanzó desde el 2018 a través de su conferencia mañanera, en la que acusaba a la oposición de todo lo malo que ocurría en el país, de ser los responsables de la corrupción y de intentos de un supuesto golpe de Estado, logró que la marca “oposición” perdiera fuerza y obtuviera un mayoritario rechazo en las urnas en los comicios que tuvimos en 2024.

La etiqueta PRIAN fue utilizada exitosamente para desprestigiar a candidatos e inhibir la intención del voto de cualquiera que fuera postulado por partidos de oposición.

Se trata de una labor que duró varios años, pero que se intensificó a partir de la llegada al poder de López Obrador en 2021, que provocó –gracias a la constancia, la colaboración de los propios opositores y al tiempo dedicado– en una pérdida de votos para las fuerzas políticas que se encontraban en el bando contrario al de la 4T, como se puede comprobar al revisar los votos obtenidos en las últimas elecciones.

En 2018, los partidos de oposición en su conjunto –PAN y PRD aliados y apoyando la candidatura presidencial de Ricardo Anaya– obtuvieron 19 millones 276 mil 409 sufragios por 25 millones 186 mil 577 de Morena; en 2021, la oposición hace que se prendan las alarmas en la 4T al verse superados en número de votos al conseguir 19 millones 477 mil 887 por 16 millones 759 mil 917 del partido oficial; por eso se intensificaron las acciones de los siervos de la Nación, las menciones en contra de la oposición en las conferencias mañaneras, el activismo digital en redes sociales y un adelantado proceso de nominación de la candidatura presidencial de Morena con giras por los estados de la república y las menciones y participación de las llamadas corcholatas para ser el abanderado de esta fuerza política en las elecciones presidenciales de 2024.

Todo esto tuvo efecto y en los comicios de este año Morena suma poco más de 2 millones de votos respecto a la pasada elección federal para ganar la presidencia al tener  27 millones 364 mil 649 por 16 millones 502 mil 697 de los partidos de oposición que acudían en la alianza Fuerza y Corazón por México, la cual –por declaraciones del líder del PRD, Jesús Zambrano– no tuvo una campaña coordinada, además de numerosas evidencias de pésimas decisiones tomadas por malas asesorías, lo cual facilitó a la 4T el trabajo.

Mala oposición

Claro que la propia “oposición” puso de su parte y bailó al son que le tocaban en Palacio Nacional, sin mostrar capacidad para cambiar la narrativa y mostrar sus propuestas o puntos de vista.

Como explicar que candidatos con acusaciones de irregularidades en sus declaraciones de bienes, sospechas de corrupción y escasos logros en su paso por la administración pública acaben obteniendo una abrumadora victoria en la votación del pasado 2 de junio, a no ser porque las acusaciones y señalamientos provienen de una “oposición” que luce desacreditada y sin credibilidad alguna.

Por ejemplo, algunos medios tradicionales y digitales que se identificaron como parte de la oposición se vieron afectados por el desgaste de esta marca al permitir que fueran colocados en este bando, algo que afectó su credibilidad.

Veamos algunos ejemplos. Las denuncias en contra de los hijos del presidente López Obrador que Latinus difundió repetidamente, no tuvieron impacto en el electorado, en contraste con lo que sucedió el sexenio pasado con temas como la Estafa Maestra o la Casa Blanca; parece que al ciudadano no le importó esto y prefirió dar su sufragio al partido oficial, vacunado ya por la narrativa de Palacio Nacional.

Atypical Tv es otro ejemplo, pues al ser una plataforma basada en YouTube con programas con conductores reconocidos, invitados para entrevistas y mesas redondas con personajes posicionados en distintos ámbitos tampoco tuvo influencia al colocarse como parte del bando opositor y sus programas influyeron poco en el escenario electoral.

Y a eso hay que agregar que en redes sociales, los opositores lograron ganar el espacio digital, pero se quedaron predicando entre creyentes y sin tener impacto en indecisos o en los ciudadanos que estaban pensando en abstenerse en la elección, además de que no ayudaron a dfundir los escándalos de corrupción que pudieran afectar las preferencias electorales de Morena, limitándose a repetir insultos y memes en contra del presidente y demás personajes de la 4T, podemos ver como la oposición no tuvo una visión estratégica luego de la elección 2021 para establecer un plan que le permitiera ser competitiva.

Así, la “oposición” fue marcada por una eficaz propaganda del lopezobradorismo y por los propios errores que cometió, quitándole al país una alternativa creíble y posible para la elección de 2024.

Que Alejandro Moreno, Jesúa Zambrano, Marko Cortés o Dante Delgado –que con su estrategia de ir solo y atacar a los demás partidos opositores, también contribuyó a esto– estén en el Senado luego de ser candidatos plurinominales, nos habla de donde estaban las prioridades de los partidos de oposición, algo que no implicaba la nominación de caras nuevas como candidatos o la construcción de una propuesta que interesara a los electores.

La gran pregunta es si la oposición aprendió de las lecciones de la elección del 2 de junio o, como pasa en el caso del PRD al querer formar un partido nuevo luego de perder el registro o el intento de reelección de Alejandro Moreno, lo que buscan es seguir contando con un registro para obtener las prerrogativas y algunas posiciones en el legislativo. Migajas pues, en lugar de ganar elecciones.